sábado, 31 de diciembre de 2011

La formación de los chakras y los cuerpos sutiles en los niños

Los niños nacen con un cuerpo mental y astral muy fuerte y seguro. Esto les posibilita para hacer maravillosas excursiones en los diferentes planos de existencia y ser conscientes de ellas, poco a poco estos cuerpos se debilitan o se alteran. Así, cuando crecemos, los sueños y viajes mentales o ensoñaciones no son tan intensas ni tan importantes para nosotros. Para un recién nacido, no hay diferencia apenas entre lo que sueña y la realidad, y vive el sueño con tanta nitidez que no podría para nada creer que “sólo es un sueño”, reconoce una vivencia pura, real.

Hasta que una persona no adquiere conciencia no se da cuenta otra vez que ese sueño, esa otra realidad, realmente existe y es parte de algo mucho más grande que desde la mente del yo despierto o consciente se pueda entender.

El cuerpo astral, igualmente, nace limpio, sereno y tranquilo. Poco a poco va viviendo experiencias en los diferentes planos alto y bajo astral, tiene contacto con personas que inconscientemente, están viviendo en el bajo astral, esto hace que los niños recreen sus primeras pesadillas o miedos. De una forma natural se “asustan” ante ciertas personas o lugares, pues captan que la vibración no es adecuada, sienten ya sea la densidad etérica o el bajo astral. La sensibilidad en el plano astral es muy alta en niños hasta 11 años, a partir de esta edad, a no ser que se haya vivido un trauma o un miedo intenso con algo respecto al plano astral, la persona deja de percibir en el astral.

Es muy normal que los niños puedan captar el alto astral en los bosques, en la vida de las plantas, de las flores, del viento, de la lluvia. Captan que hay algo más, algo escondido, algo mágico. Pero también captan seres del bajo astral, entidades, o personas con muchos miedos o cargas pendientes.

El cuerpo astral se forma antes del nacimiento, y es uno de los cuerpos que más importancia tendrá a lo largo de la vida de la persona.
7º chakra

A partir de los 3-4 meses, es normal que un niño se le empiecen a abrir los chakras, este crecimiento llegará hasta los 12 años. Los reicén nacidos ya tienen el 7º chakra, el de la coronilla, abierto, a partir de él empezarán a abrir el 6º. La primera proyección de este chakra es por delante.
6º chakra frontal

A los 3 meses aprox. El niño comienza a ver posibilidades, a crear realidades, esto hace que poco a poco se vaya formando el 6º chakra. Cuando los primeros meses la visión que el bebé tiene es monótona, aburrida, o siempre surtida de imágenes infantiles y poco realistas, o lo mismo, cuando a un bebé le tratan gesticulando demasiado o con muchas pantomimas, la visión de la realidad que adquiere la criatura es demasiado descompensada, irreal. Y cuando pasan los años, sus planes y proyectos de futuro suelen estar manchados con esa irrealidad, inmadurez. Se ha acostumbrado a 4 ó 5 visiones muy claras, los colgantes de la cuna, el cuadro de la pared, el rostro de los padres… es una visión demasiado parcial y limitada de la realidad. Cuando esta persona es adulta le cuesta mucho ampliar su visión y normalmente rechaza todo lo novedoso. Cuando esta misma persona empieza una ruptura de esos patrones adquiridos, a través de desapegos o diferentes experiencias en la vida, lo sufren como si la vida perdiese el sentido, cuando realmente no ocurre otra cosa más que su visión se está ampliando, y comienzan a cerciorarse que existe algo más allá de lo que siempre han sido capaces de ver.

Algunos bebés y niños, por su misión de vida que tienen que llevar en un futuro, durante los 2 primeros años tienen un contacto muy estrecho con ángeles. Por ello, aunque los niños no estén viendo más que una pared, realmente lo que están “viendo” y recreando en su interior como real, son múltiples luces de colores que le hablan y le arropan, que son los ángeles que le acompañan en su camino de luz.

A partir de los 2-3 años, estas luces se esconden, pues la persona no tiene que guardar el recuerdo, pero su mente ya está abierta, el trabajo ya se ha realizado. Por supuesto que en aquellas personas que se conserva la memoria desde muy tempranos momentos, las luces de colores se esconden antes del año.
6º chakra posterior

Tras esto, la apertura del chakra 6º posterior se desarrolla en función de la actividad exploratoria del niño. La visión creativa está al alza, y ahora el niño desea coger, agarrar, tirar, descubrir, explorar. Ese chakra posterior dará el empuje para que todo esto se pueda realizar. Según el niño tenga la posibilidad de lograr sus objetivos, de subir más alto, abrir cajones, mojarse con agua cuando lo desee, descubrir los colores, las manchas, los sabores… según realice esto en el día a día, el chakra se expandirá.

En los casos de educaciones muy severas, donde el bebé de 4 a 8 meses, a veces hasta el año de edad, no tiene apenas posibilidad de movimiento o de acción, entonces ese chakra no crece adecuadamente. Si en años siguientes además el niño se acostumbra al “no puedes”, a tener que pedir permiso por todo, a no poder hacer aquello que instintivamente sabe que debe hacer, ese chakra no se formará y tardará mucho tiempo en abrirse. La fuerza de voluntad del niño se ve limitada.

En un adulto eso significa la incapacidad de poner proyectos en marcha, les falta la energía, casi siempre creen necesitar otras personas y no se dan cuenta que ellas son capaces. Sólo necesitan dejar de pedir permiso, arriesgarse, liberarse de las cadenas del “no puedes”.
5º chakra frontal

A partir del año se forma el 5º chakra. De manera natural, primero se forma el chakra delantero, a través de este chakra los niños se expresan. Es importantísimo este crecimiento y esta etapa. Representa el momento en el que el niño transforma su visión interna de la realidad en algo tangible que sirve como punto de arranque hacia una comunicación con el exterior. El niño empieza a compartir, y este momento es muy importante, pues es cuando descubre que lo que él tiene en su interior es diferente al interior de otros, pero a la vez igual de valioso. Da lo mismo si dice mentiras, si grita, si no quiere hablar con palabras, sino con gestos o miradas. Lo importante es la necesidad de expresión, de manifestar ese yo interno, pues es la forma en que él mismo tiene de comprenderse.

Vivimos en una sociedad que no permite una expresión libre, en la que no es adecuado decir o hacer ciertas cosas. Vivimos en un sistema de creencias que niega todo aquello que surge del Yo Creativo. Pero para el niño aún no hay diferencia entre el Yo Creativo y la realidad material, lo vive igual, lo vive como una experiencia increíble, emocional, intensa. Negarle el derecho a que esa realidad imaginaria existe es negarle parte de su vida. Cuando un niño a esta edad se le pide repetidas veces que se calle, se está coaccionando al niño a callarse durante toda su vida. No es necesario usar palabras para pedirle silencio a un niño, a veces simplemente con ese pensamiento de desaprobación, o de decepción ante lo que tenga que decir, es suficiente.

En la sociedad adulta la gran mayoría de las personas tienen este chakra muy herido. La comunicación es irreal, está basada en superficialidades, no es sincera, no es amorosa. Cuando se le obliga a un niño, que por esencia es espontáneo y amoroso, a ser comedido y frío, se le está obligando a entrar dentro de este sistema de comunicación en el que estamos los adultos. Rápidamente, cuando el niño aprende a hablar, solo acepta el decir “no”, “apártate”, y a comunicarse desde la mente fríamente, con una frialdad que asusta incluso a sus padres. El niño comprende que esa es la manera natural de comunicarse, a través de la exigencia, de la manipulación, de la frialdad.

Corregir esto es sencillo. A través de la música, de juegos, del compartir con otros niños. Pero sobretodo hay que corregirlo en la sociedad, en los adultos, en la familia. Somos todos, los que creamos un sistema de comunicación.
5º chakra posterior

Tras esto, antes de los 3 años, se forma el 5º chakra posterior. Este chakra tiene relación con lo que el niño “escucha” del mundo que le rodea. Es curioso observar que este chakra es el único que se abre de manera forzada. Quiera el niño o no, tiene que abrir una ventana al mundo real, a los demás. En los casos en que los niños descubren que en el exterior no hay nada interesante, directamente tuercen este chakra nada más nacer, y ya no escuchan, directamente “les resbala” todo lo que les dicen. En estos casos hay que reconectar con la personas a través del corazón para comenzar una comunicación nueva, basada en la sinceridad, en el amor, y el respeto.

Una vez el chakra está formado comienza una etapa intensa de comunicación familiar y escolar. En este tiempo, que puede ser hasta los 5 años, a veces 6, el chakra todavía está sensible, en formación, y es muy delicado a las agresiones verbales, a las mentiras, prejuicios, insultos, etc. Incluso aquellas personas que tienden hablar con irritación pueden herir gravemente este chakra. En la infancia esta herida no se verá, pero en un futuro puede hacer que las cervicales no tengan la suficiente fuerza, o tiendan a acumular tensión y dolor. Casi siempre este dolor se debe a una persona que en estos años se comportó ante el niño o niña con irritación, o alimentando mentiras. Las mentiras energéticamente son todo aquello que no es real o lo que no está expresado desde el corazón.
4º chakra frontal

El siguiente chakra que abre un niño, a los 6-7 años, es el chakra del corazón. Su formación completa en la mayoría de los niños, no tendrá lugar hasta los 12-13 años.

Cuando un niño aprende a vivir desde el corazón, en armonía con todo lo que existe y en un entorno de paz, entonces sí este chakra a los 6 o 7 años se termina de formar expandiéndose en todo su esplendor, pero en la sociedad actual, es muy difícil encontrar personas que puedan vivir en un entorno que permita crecer desde el corazón de forma segura, ilimitada y sin obstáculos.

Por ello, en un crecimiento y una educación que enseñe a vivir desde el corazón, este chakra puede formarse con facilidad, pero en general nuestra experiencia de vida está dirigida a un desarrollo desde la mente, lo que obstaculiza enormemente este crecimiento interior impidiendo la formación de este chakra, en estos casos no termina de formar hasta los primeros enamoramientos, y más tarde aun en la adultez.

Cuando hay ataques, traumas, algún susto de muerte incluso, este chakra puede formar un problema que fácilmente se manifestará en los pulmones.
4º chakra posterior

Por detrás este chakra rápidamente se abre, con la ilusión del niño de unirse a un todo planetario, a esa gran red humana que conforma el tejido social. A partir de los 6-7 años el niño es consciente de que es uno distinto de sus padres, sus hermanos y sus compañeros. Pero a la vez, siente una gran responsabilidad y necesidad de ser parte de todos. Comprende el mundo como un todo indivisible, siente la unidad en sí mismo. Esta es la verdadera fe, el verdadero sentimiento de comunión, de manera natural nace en nosotros cuando somos niños y vemos ese gran tejido social y lo sentimos como algo maravilloso del que queremos formar parte.

Para que este chakra adquiera una forma determinada y no sea únicamente luz en todas las direcciones, hace falta que el niño comprenda que existe una Unidad espiritual, más allá de una red social o un tejido social.

En cuanto hay un desencadenante que parte de esta red social y ataca al niño internamente, este chakra se parte y se daña. Es el caso de que un compañero, o un hermano, alimenta un odio o una envidia hacia el niño. Aunque el niño no sea consciente de esta envidia, sí que lo siente energéticamente, pues ocurre que siente separación, y esa separación comienza a formar el sentido de la individualidad que todos tenemos.

Así, cuando llegamos a la adolescencia, como todos hemos sufrido de envidias, celos, odios, rencores, todos llegamos a esa edad con este chakra roto o partido. En ese momento no se notará apenas, pero pasados unos años nacerán aquí los primeros dolores de espalda, y más adelante nuestra creencia férrea de que separados del mundo estamos mejor. Una creencia insana y completamente irreal.
Cuerpo emocional

Desde los 6 hasta los 8 años es el momento en el que el niño forma su cuerpo emocional. Este cuerpo se puede ver como una sucesión de nubes de colores que componen las diferentes emociones que vive la persona. Un cuerpo débil suele ser estrecho, con muy poca protección y las emociones externas enseguida afectan a la persona. Un cuerpo fuerte y bien formado se ve con colores armoniosos, nubes de un tamaño de 20-30cm, que no permite que las emociones externas afecten a la persona. Todo esto se resume en la capacidad de templanza, de equilibrio interior. Por supuesto esto se puede trabajar a lo largo de la vida, pero la infancia juega un papel muy importante para que este trabajo ya esté hecho.

Quien energéticamente crea el cuerpo emocional de un niño es la figura masculina, ya sea padre, tío, hermano o profesor. Un niño con carencias de una figura masculina necesitará un mayor trabajo para conseguir esta templanza. La figura femenina es aquella que da forma al cuerpo emocional, quien lo define. Una carencia de figura femenina, o una figura demasiado inestable emocionalmente, dará lugar a un cuerpo emocional muy poco consistente, a veces demasiado rígido.
3º chakra frontal

A medida que se forma este cuerpo, se desarrolla el chakra del plexo solar.

La primera formación del chakra para permitir la vida a través de las emociones ocurre cuando la criatura tan sólo tiene 6 meses, posteriormente, según avanza la formación del cuerpo emocional así crece este chakra permitiendo vivir y expandir la experiencia humana.

En un niño normal de una sociedad occidental, este chakra se formará sobre los 7 u 8 años. Esta formación implica rabietas, enfados o diferentes formas de vivir las emociones y entenderlas.

Toda la forma de vivir estas emociones depende en gran medida de los padres y las personas adultas que el niño tiene cerca, pues estas personas sí tienen el cuerpo emocional formado y sí viven una gran gama de emociones que les permite saborear y diferenciar la vida de diferentes maneras.

En este momento es cuando el “dolor físico” de una caída desaparece y se convierte en “dolor emocional”.

Cuando, por ejemplo, a un niño desde que aprende a caminar se le enseña que una caída tiene mucho dolor emocional, costará mucho calmarle cuando tenga una pequeña herida, pues el dolor será mental y agudo y el llanto desconsolador. Sin embargo cuando a un niño se le enseña que el único dolor es físico y que la emoción es algo paralelo y diferente a la caída, entonces apenas sufre dolor en las caídas, se levanta con decisión y continúa el juego como si nada hubiese ocurrido. En los 7 u 8 años esta diferenciación entre el dolor emocional y el dolor físico es tan importante, que una buena diferenciación permitirá el que la persona pueda levantarse ante cualquier obstáculo en la vida, lo cual permite desarrollar las herramientas de liderazgo.
3º chakra posterior

Este chakra crece de forma paralela que el chakra delantero y normalmente debería estar abierto a los 7 años al completo. Es el chakra que permitirá al niño equilibrar su energía entregada y recibida del alrededor.

Una persona con un chakra sano es una persona entregada pero que también sabe recibir del entorno, sabe vivir en equilibrio con la vida y no niega a quien le rodea ese intercambio en la vida.

Aquí aprendemos a experimentar la vida en armonía con los demás, aprendemos el verdadero sentimiento de comunidad y la vida en hermandad.

La formación de este chakra, a diferencia de los demás, es casi completamente por imitación del comportamiento social.

En muy raras ocasiones se forma torcido o mal este chakra, pero sí puede bloquearse o cerrarse en casos en los cuales el niño sea orientado a crecer en egoísmo. El bloqueo de este chakra se aprecia fácilmente en el crecimiento y desarrollo óseo, en el equilibrio de la persona, la orientación, la capacidad de atención y sobretodo es visible en el carácter. También hay que señalar que este bloqueo, en la mayoría de los casos, se produce como respuesta del bloqueo que ya hay en uno de los padres. No es normal observar niños con una tendencia fuertemente egoísta si sus padres no presentan esa cualidad.
2º chakra frontal

Aproximadamente a los 11 años de las niñas y a los 13 años de los niños, se forma este chakra alterando por completo la vida de las personas. Este chakra inicia la pubertad y su formación es básicamente por imitación y dependiente del mundo exterior. Aquí se define la autoestima de la persona y la sexualidad, pero no sexualidad como acto sexual o coito, sino como experiencia de contacto consigo mismo y con otras personas, los abrazos, besos, cariños… todo ello es sexualidad y todo ello tiene relación con la misma energía.

Su formación por imitación hace que cualquier trauma relacionado con la sexualidad o con la autoestima sea heredado de padres a hijos, normalmente el carácter en las mismas relaciones también es heredado. Las mismas experiencias en este aspecto vividas por los padres, abuelos, bisabuelos incluso dependiendo del impacto emocional de la experiencia, son heredadas y sufridas por la descendencia. Por ello, por ejemplo, una abuela que ha sufrido una violación y no la ha sanado, la dejará en herencia a su hija quien mantendrá una cicatriz o herida similar en el mismo lugar del chakra y quien podrá entregarlo en herencia a sus hijas en caso de no sanarlo.

De forma general esta formación por imitación pasa de energía femenina a energía femenina, por ello las hijas tienden a imitar a sus madres y los hijos a sus padres, en caso de homosexualidad, ya a los 11 años los niños pueden imitar perfectamente a las madres y las niñas a los padres.

A esta edad también hay que tener un cuidado especial con el desarrollo de la autoestima para la formación de este chakra, pues un problema de autoestima a esta edad puede ser detonante de problemas similares en la adultez.
2º chakra posterior

Según la persona empieza a canalizar la fuerte energía que provoca los cambios químicos y físicos de la pubertad, aparece la necesidad de controlar esta energía en el organismo con la formación de este chakra. Se trata de la energía llamada Qi.

Una formación adecuada permite que la persona pueda vivir tantos años como desee y con salud, pero una formación que derroche la energía en pasiones o que limite este flujo natural de energía, hace el efecto contrario.

A partir de los 12 años hay que potenciar el movimiento consciente en los niños para que esa actividad y ese movimiento sea dirigido hasta la vida adulta. No hablo de deporte sino de actividad.

Aprender a respirar, ejercitar la conciencia del cuerpo, ya sea con movimientos a cámara lenta o con ejercicios de bioenergética o bañarse con agua templada, son secretos que permitirán aprender poco a poco a dirigir y controlar la energía vital.

En los casos que esta energía no sea canalizada adecuadamente se convierte en pasiones, en muchas ocasiones sexuales, y en enojos y rabietas que pueden continuar toda la vida de una forma descontrolada. En estos casos, nada tiene que ver con la educación recibida, sino con la forma de canalizar la propia energía, dirigirla o comprenderla.
Chakra Raiz

Para terminar podemos observar la formación del 1er chakra o chakra raíz. Este cono energético representa la consciencia de la realidad y la presencia actual de la persona en su propia vida.

Formarlo adecuadamente no depende únicamente de un momento en la infancia sino de toda una vida con la intención y la voluntad necesaria para afrontar el día a día.

Aquellas personas que no reciben un contacto adecuado con la realidad o no han tenido un entorno grato, tienden a huir no querer poner “los pies en el suelo” pero esta apertura es necesaria para poder canalizar la energía que permitirá vivir la vida.

Mientras una persona tenga el chakra raíz cerrado se puede decir que no está viviendo la vida, sino que vive una irrealidad, una ilusión que ella misma va formando de lo que cree real o lo que no. Una persona puede abrir este chakra ya a los 4 años si ha recibido el contacto y los abrazos oportunos y no hay ningún rechazo hacia la vida, en cambio, en nuestra sociedad actual, es normal no abrir este chakra hasta la adultez.

Una vez abierto el chakra la energía celeste puede anclarse a la tierra, lo que permite el crecimiento completo de la persona y el desarrollo de su conciencia superior.


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martes, 27 de diciembre de 2011

FERENCZI: EL ABUSO SEXUAL COMO CONFUSIÓN DE LENGUA.

FERENCZI: EL ABUSO SEXUAL COMO CONFUSIÓN DE LENGUA.

Dr. Sebastián León Pinto.
¿Quién está loco,
estamos locos nosotros o los pacientes?
¿Los niños o los adultos?
S. Ferenczi

Créale otra vez a su Neurótica, doctor Freud
I. Monzón

I. El retorno a Freud
Partamos por una constatación: el primer retorno a Freud es el de Sandor Ferenczi. Aunque sugerido desde mucho antes, es formulado con todas sus letras en 1932, y consiste en el regreso a una teoría y a una clínica que devuelvan su justo relieve al lugar del trauma. En palabras del brillante psicoanalista húngaro, se trata “de una regresión en la técnica (y también en parte en la teoría de las neurosis) que se me impuso por determinados fracasos o resultados terapéuticos incompletos”. En el contexto mismo del trabajo clínico, esto significa que “no hay que considerarse satisfecho de ningún análisis que no haya conseguido la reproducción real de los procesos traumáticos del rechazo originario, sobre el que reposa, a fin de cuentas, la formación del carácter y de los síntomas”.
Un año antes de su muerte, Ferenczi hace público un texto cuyo título es sugerente: “Confusión de lengua entre los adultos y el niño. El lenguaje de la ternura y de la pasión”. ¿Qué quiere decir esta ‘confusión de lengua’? ¿De dónde surge esta diferenciación entre un lenguaje de la ternura, asociado a la sexualidad infantil, y un lenguaje de la pasión, vinculado a la sexualidad adulta? Adelantemos que, con estas formulaciones, Sandor Ferenczi se adelantará en casi setenta años a recientes formulaciones psicológicas sobre el tema.
Ferenczi hace operar un descentramiento respecto de la biología pulsional freudiana. En efecto, aparece la consideración de que tanto el carácter como la neurosis son formaciones psíquicas que emergen fundamentalmente a partir de factores externos. Desde aquí, toda neurosis es neurosis traumática. La etiología de los procesos psicopatológicos sigue siendo sexual, pero ahora con desplazamiento del acento. Y entonces el retorno al primer Freud es manifiesto: “entiendo por ello la importancia atribuida recientemente al factor traumático tan injustamente olvidado en los últimos tiempos al tratar la patogénesis de las neurosis”.
En efecto, y todavía respecto de las neurosis, Ferenczi denuncia que “el hecho de no profundizar lo suficiente en su origen externo supone un peligro, el de recurrir a explicaciones apresuradas relativas a la predisposición y a la constitución”. Y esto no es sin consecuencias ideológicas, en tanto las teorías biológicas pueden servir para operar como dispositivos encubridores de múltiples formas de violencia social.
Sabemos que una de estas formas, de particular incidencia en la clínica, es el abuso sexual. Y a partir de este terreno, el psicoanálisis ha construido el refugio de una doble hipocresía profesional, que ha persistido por más de un siglo y hasta nuestros días. La primera dice: ‘no hay abuso sexual infantil, hay fantasía del niño’; la segunda reza: ‘la técnica psicoanalítica obliga a la frialdad’. Para Ferenczi, la “renuncia a la ‘hipocresía profesional’, considerada hasta ahora como inevitable, en lugar de herir al paciente le aporta un notable consuelo”.

II. Sobre abuso sexual y psicoanálisis.
En la historia del psicoanálisis, la desmentida de la realidad del abuso sexual ha sido no sólo sistemática, sino también vergonzosa. Basta una sola pregunta para abrir las sospechas: ¿por qué la teoría del complejo de Edipo no acompañó, en lugar de sustituir, a la teoría del abuso sexual? Otras: ¿por qué recurrir a la suavidad eufemística de “seducción” para hablar de la violencia del abuso sexual? ¿Cómo un debilísimo argumento freudiano, a saber, el de una pretendida imposibilidad estadística respecto de los numerosos padres abusadores, pudo convencer a tantos psicoanalistas? Un mismo prejuicio puede oírse de boca de más de algún analista contemporáneo: “en relación al abuso sexual es suficiente con el Edipo, los fantasmas y la perversión. Si el abuso existe, nada justifica su investigación, ya que es un tema regresivamente prefreudiano”.
Ya sea en el nombre de la ciencia biológica y su ideología genetista, del patriarcado y su inmaculada paternidad, o de una supuesta suficiencia omnicomprensiva del propio psicoanálisis, lo cierto es que no hay razón sensata para seguir sosteniendo el imperio absoluto de la fantasía sexual por sobre la facticidad material del abuso sexual infantil. No para desmentir ahora el campo de lo edípico, sino para volverlo mucho más complejo y entretejido con la verdad histórica. Urge, entonces, volver con Ferenczi al primer Freud: para desempolvarlo, para redescubrirlo, para reformularlo.
Ferenczi: un psicoanalista-síntoma. Reprimido por la institucionalidad psicoanalítica, sus ecos regresan, como retornos de lo reprimido, en nuestro nuevo siglo.
El abuso sexual hace de una infancia en desarrollo una fuente de psicopatología. Y es que “nunca se insistirá bastante sobre la importancia del traumatismo y en particular del traumatismo sexual como factor patógeno”. Forzar la significación de una experiencia traumática como mentira o fantasía no es sólo un modo eficaz de retraumatización, sino también una práctica de complicidad con la violencia sexual. Sobre todo considerando que “la objeción de que se trata de fantasías de los niños, es decir, de mentiras histéricas, pierde toda su fuerza al saber la cantidad de pacientes que confiesan en el análisis sus propias culpas sobre los niños”.
¿Y cuál es el ciclo habitual del abuso sexual? Primero, tenemos que “un adulto y un niño se aman; el niño tiene fantasías lúdicas, como por ejemplo desempeñar un papel maternal respecto al adulto. Este juego puede tomar una forma erótica, pero permanece siempre a nivel de la ternura. No ocurre lo mismo en los adultos que tienen predisposiciones psicopatológicas, sobre todo si su equilibrio y su control personal están perturbados por alguna desgracia, por el uso de estupefacientes o de sustancias tóxicas. Confunden los juegos de los niños con los deseos de una persona madura sexualmente, y se dejan arrastrar a actos sexuales sin pensar en las consecuencias. De esta manera son frecuentes verdaderas violaciones de muchachitas apenas salidas de la infancia, lo mismo que relaciones sexuales entre mujeres maduras y muchachos jóvenes, o actos sexuales impuestos de carácter homosexual”.
El lenguaje de la sexualidad infantil es la ternura; el lenguaje de la sexualidad adulta es la pasión. El abuso sexual resulta de una confusión de lengua: el adulto abusador ha interpretado como pasión aquello que era ternura.
Recordemos que el niño está en situación de dependencia respecto del adulto; la indefensión del primero contrasta no sólo con la autoridad, sino también con las amenazas del segundo, quien impone el deber de callar. Así, a lo traumático de la experiencia del abuso en sí mismo, se agrega un asfixiante sentimiento de responsabilidad y la “promesa muda de no decir nada (...). Para asegurar mejor el silencio, también un silencio interior: olvido, represión”. El proceso del abuso sexual está completado: de la seducción a la interacción sexual abusiva, y de ésta a la imposición del secreto y la ley del silencio.
La posición de autoridad y la fuerza de la amenaza contribuyen a explicar que la resistencia inicial, efecto del displacer, devenga pánico paralizante. En efecto, “es difícil adivinar el comportamiento y los sentimientos de los niños tras estos sucesos. Su primera reacción será de rechazo, de odio, de desagrado, y pondrán una violenta resistencia: ‘¡No, no quiero, me haces mal, déjame!’. Ésta, o alguna similar, sería la reacción inmediata si no estuviera inhibida por un temor intenso. Los niños se sienten física y moralmente indefensos, su personalidad es aún débil para protestar, incluso mentalmente, la fuerza y la autoridad aplastante de los adultos los dejan mudos, e incluso pueden hacerles perder la conciencia”.
¿Y qué sucede cuando la intensidad del miedo inunda el psiquismo infantil? “Cuando este temor alcanza su punto culminante, les obliga a someterse automáticamente a la voluntad del agresor, a adivinar su menor deseo, a obedecer olvidándose totalmente de sí e identificándose por completo con el agresor”.
De la resistencia al miedo, del miedo al sometimiento, del sometimiento a la identificación. Como sustituto de operación defensiva, la identificación con el agresor conlleva un proceso de desrealización: el agresor deja de ser la persona externa y se transforma en un aspecto propio, con lo cual el vínculo de ternura puede permanecer inmodificado. Así, “por identificación, digamos que por introyección del agresor, éste desaparece en cuanto realidad exterior, y se hace intrapsíquico; pero lo que es intrapsíquico va a quedar sometido, en un estado próximo al sueño -como lo es el trance traumático- al proceso primario, es decir que lo que es intrapsíquico puede ser modelado y transformado de una manera alucinatoria, positiva o negativa, siguiendo el principio de placer. En cualquier caso la agresión deja de existir en cuanto realidad exterior y, en el transcurso del trance traumático, el niño consigue mantener la situación de ternura anterior”.
Ahora bien, ¿cuál es la consecuencia psíquica en el niño de la identificación con el agresor que la angustia ha movilizado en lugar de la defensa? En este punto, Ferenczi alude a la “introyección del sentimiento de culpabilidad del adulto: el juego hasta entonces anodino aparece ahora como un acto que merece castigo”.
Si bien el niño ha logrado la conservación del vínculo tierno con el objeto externo, ha sacrificado también la integración y el equilibrio de su realidad psíquica, así como la confianza en su propia experiencia, en manos de la confusión y la disociación anímica. Porque “si el niño se recupera de la agresión, siente una confusión enorme: a decir verdad ya está dividido, es a la vez inocente y culpable, y se ha roto su confianza en el testimonio de sus propios sentidos”. A este panorama, cabe agregar la común desmentida tanto de los hechos como del impacto emocional de aquellos por parte del abusador, no pocas veces acompañada por un encubrimiento moral: “casi siempre el agresor se comporta como si nada ocurriera y se consuela con la idea: ‘Va, no es más que un niño, aún no sabe nada, lo olvidará todo pronto’. Tras un hecho de esta naturaleza no es raro ver al seductor adherirse a una moral rígida o a principios religiosos, esforzándose con su severidad por salvar el alma del niño”.
Los efectos traumáticos en la experiencia infantil no se harán esperar: a partir de una interrupción de la historia de vida y una ruptura del contexto habitual, acontece, o bien una sexualización de los vínculos y una exaltación de la propia sexualidad, o bien una inhibición masiva respecto de todo lo sexual, sea propio o ajeno. En ambos casos, lo que predomina es una confusión enloquecedora. A partir de la confusión de lengua, la pasión adulta es, literalmente, introducida por forzamiento en el campo de la ternura sexual infantil. Así, “las víctimas están confrontadas, de una manera brutal, a la visión concreta de una sexualidad adulta que es percibida como intrusiva y violenta, sin poseer los elementos que le permitan comprender lo que está pasando. La confusión está reforzada por la ambigüedad de las actitudes del abusador, que trata en todo momento de presentar el abuso como normal y legítimo en la relación entre adultos y niños de una familia”. Acaso como defensa frente a la confusión, no pocas veces acontece un desarrollo hipertrófico de la inteligencia, por regla general en desmedro del contacto con la experiencia emocional.
Si hemos tomado como paradigmático el abuso sexual por parte de una figura paterna hacia la niña o el niño, ¿qué sucede con la madre? Frecuentemente, la madre tiende a posicionarse como esposa cómplice o inocente , y a deshacerse de los indicios de abuso sexual, descalificando la experiencia infantil. “En general, las relaciones con una segunda persona de confianza, por ejemplo la madre, no son lo suficientemente íntimas para que el niño pueda hallar ayuda en ella; algunas débiles tentativas en este sentido son rechazadas por la madre calificándolas de tonterías”.
El abuso sexual ha terminado por ejercer un trabajo de deshumanización, colocando al niño en posición de objeto: el acatamiento opaca a la creatividad, y los procesos de maduración, dada la presencia de un ambiente obstaculizador, pasan a estar disponibles para la formación psicopatológica: “el niño del que se ha abusado se convierte en un ser que obedece mecánicamente o que se obstina; pero no puede darse cuenta de las razones de esta actitud. Su vida sexual no se desarrolla, o adquiere formas perversas; no hablaré de las neurosis y de las psicosis que pueden resultar en estos casos”.

III. Reflexiones finales
Un aspecto fundamental de las puntualizaciones precedentes es la consideración de que el niño, frente a la imposibilidad de modificar la situación externa, transforma su propio psiquismo, de modo tal que “la personalidad aún débilmente desarrollada reacciona al desagrado brusco no mediante la defensa sino con una identificación ansiosa y con la introyección de lo que la amenaza o la agrede”. Asimismo, el efecto traumático es perpetuado por “la ausencia de un medio bondadoso, comprensivo, vivaz”.
¿Y cuáles son las funciones del analista frente a una persona que ha sufrido una experiencia de abuso sexual y cuyo medio ha contribuido a cronificar sus nefastas consecuencias desubjetivadoras? Diremos: escuchar lo que ha sido silenciado y ver lo que ha sido invisibilizado; no caer en interpretaciones cómplices que justifiquen o minimicen el delito, ni retraumatizar al paciente con un vínculo frío y distante amparado en la “neutralidad”; validar la realidad material de los hechos y contribuir a deshacer la introyección del agresor; trabajar hacia la recuperación de la historia interrumpida, por medio de la gradual y siempre dolorosa elaboración del trauma sexual.

BIBLIOGRAFIA
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Monzón, I. (2006). Abuso sexual de menores: violencia de la desmentida. Disponible en: http://www.ateneopsi.com.ar/abusosexualmenores.htm.
Winnicott, D. (1977 [1965]). Los procesos de maduración y el ambiente facilitador. Estudios para una teoría del desarrollo emocional. Reedición en español (1999). Buenos Aires: Paidós.
Winnicott, D. (1971). Realidad y juego. Reedición en español (1997). Barcelona: Gedisa.

domingo, 25 de diciembre de 2011

martes, 11 de octubre de 2011

lunes, 29 de agosto de 2011

El sistema educativo es anacrónico

En los últimos 50 años las esferas económica, cultural y personal han dado un vuelco en el mundo entero. Y sin embargo, los sistemas educativos no han movido un ápice sus programas y sus objetivos. ¿Por qué se aburren los niños y niñas en el colegio? ¿Por qué llegan al mundo adulto sin tener idea de sus propios talentos y capacidades?
Mi experiencia es que la mayor parte de nuestros sistemas educativos están desfasados. Son anacrónicos. Se crearon en el pasado, en una época distinta, para responder a retos diferentes. Con el tiempo, se han vuelto cada vez más limitados. En todas partes del mundo hay intentos de reformar la educación, y uno de los grandes mantras es que hay que elevar los estándares. Y me hace gracia, porque ¡por supuesto que deberíamos mejorarlos siempre! ¡pero no sirve de nada aumentarlos si están equivocados! Por ejemplo, en la mayoría de sistemas, se insiste mucho en elevar los estándares de matemáticas y de lengua, que por supuesto son muy importantes, ¡pero no son lo único que cuenta en la educación! Las disciplinas artísticas cuentan, las humanidades cuentan, la educación física también…
                                                                                                 Ken Robinson
El líder en educación y creatividad Ken Robinson llama  a demoler una educación nacida para y por las sociedades industriales. La sociedad de la información actual necesita jóvenes creativos y motivados.

Descarga la transcripción de la entrevista.

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miércoles, 27 de julio de 2011

martes, 5 de julio de 2011

A las mujeres pintoras

Aunque no es muy frecuente el éxito y el reconocimiento a las mujeres en el mundo del Arte. Sabido es que las ha hábido, las hay y cada vez son mejores, más competitivas, más numerosas, más preparadas y además muchas son brillantes.

Un poco de historia
La presencia del arte femenino dentro de los libros históricos referidos a las artes plásticas aún resulta insuficiente a pesar de que su figura fue plasmada innumerables veces en cuadros, esculturas y cerámicas.

En el período prehistórico con las famosas pinturas rupestres (como las de la Cueva de Altamira en España) la figura humana se representó, con propósitos mágico – religiosos, junto a la de animales que convivieron con ellos.

Desde las pinturas egipcias (con el uso de la frontalidad donde brazos, piernas, hombros, ojos y cabezas se encuentran “frente a frente” con el observador) ya el cuerpo femenino fue venerado en las figuras de diosas, esposas, hijas e incluso esclavas (como cantantes, instrumentistas y bailarinas) de los altos dignatarios de la época.

Si bien es cierto que se conservan estas últimas imágenes de mujeres músicas no se mencionan pintoras o escultoras pertenecientes a este período, ni al del llamado Arte Clásico (que comprende las culturas grecolatinas) y mucho menos al Medioevo.

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Es entonces a partir del Renacimiento donde empiezan a valorarse los retratos realizados por mujeres como las hermanas Sofonisba y Lucía Anguissola y, entrando en el Barroco, Louise Moillon, Judith Leyster y Artemisa Gentileschi.

Esta última se destacó como artista, en una época señalada por la influencia socio – cultural masculina, con su  obra Judith decapitando a Holofernes, uno de los cuadros más famosos  de su tiempo.

En la época Clásica tres de los temas más recurrentes en la pintura realizada por las féminas, son las escenas mitológicas, retratos y naturalezas muertas; vistas en las obras de María Sybilla Merian, Rosalba Carriera, Elisabeth Louise Vigée-Lebrun y Angélica Kauffmann (conocida también como una de las fundadoras de la Academia Real Británica).

Ya en un período posterior, entrado el siglo XIX, con el Impresionismo y la  presencia del ser humano en comunicación con el paisaje (visto a través de la disolución de los contornos, la presencia del agua como símbolo de lo impalpable y libre, el uso de la luz y el color considerados importantes protagonistas de las obras) pueden nombrarse a  Berthe Morisot, Eva Gonzales y la norteamericana Mary Cassat (de las pocas mujeres que participó con sus cuadros en las exposiciones de grupos masculinos franceses).
...

Texto: Blanca Cilia Reyes / revistapalomas.com

Si alguien tiene interés en los trabajos ya realizados, aquí dejo los enlaces de las mujeres artistas homenajeadas

Pintoras españolas:
Isabel Guerra, la monja pintora
Maruja Mallo
Remedios Varo
Ángeles Santos
Carmen Laffón
María Blanchard
Menchu Gal yMontserrat Gudiol
Teresa Duclós

Quizá son las pintoras más representativas del siglo XX..., o al menos estas 9 son las más representativas de las que yo conozco.

Escultoras españolas:
Luisa Roldán, conocida como "La Roldana", hija del famoso Pedro Roldán yCarmen Jiménez Serrano, fue esposa del también escultor Antonio Cano Correa.

De momento tengo estas dos escultoras españolas documentadas.


Y a 45 mujeres artistas extranjeras entre pintoras, escultoras y arquitectas, como:
Las pintoras:
Fede Galizia
Sofonisba Anguissola
Artemisia Gentileschi
Lavinia Fontana
Elisabetta Sirani
Judith Leyster
Clara Peeters
Mary Cassatt
Rosalba Carriera
Lydia Field Emmet
Alejandra Salgado
Natalia Tsarkova, la pintora de los papas
Angélica Kauffmann
Frida Kahlo, la mujer de Diego Rivera
Elizabeth Peyton
Berthe Morisot
Louise Moillon
Jennifer Maestre
Adélaïde Labille-Guiard
Vigée-Lebrun
Marguerite Gérard
Marie-Guillemine Benoist
Eva Gonzalès
Leonora Carrington
Marie Spartali Stillman
Henriette Browne
Lilla Cabot Perry
Maria Bashkirtseff
Mabel Álvarez
Nadezda Petrovic
Séraphine de Senlis
Sophie Gengembre Anderson
Eleanor Fortescue-Brickdale
Jessie Willcox Smith
Marianne von Werefkin
Marianne Stokes
Rosa Bonheur
Marie Bracquemond
Annie Louisa Robinson Swynnerton
Juliette Aristides

... y las escultoras
Camille Claudel, fue amante del escultor RodinLola Mora
Louise Bourgeois
Jennifer Maestre

... y las arquitectas
Kazuyo Sejima yZaha Hadid, es la única mujer ganadora en 2004 del Premio Pritzker, el galardón llamado “nobel” de la Arquitectura.

Por lo que hasta la fecha hacen un total de 57 excepcionales mujeres artistas.
Pues esto es todo amig@s, espero que os gustén los trabajos recopilatorios que he dedicado a estas excelentes mujeres artistas de distintas épocas.

Más info en este interesante enlace
: http://mujerespintoras.blogspot.com...-1593-1656.html


Visto en: http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=10461